miércoles, 30 de mayo de 2007

tú, yo, un autobus y un serbio muerto en su jaula

Seguramente mientras los oficiales se enteraban de la muerte de Slodoban Milosevic, yo babeaba tu almohada. Cuando yo me enteré de la guerra en la ex-yugoslavia iba en la secundaria. Cuando iba en la secundaria yo jugaba fúbtol, era la portera.

Todos dicen que Milosevic era el malo; cuando dejé tu casa ese día setía que el malo eras tú, Milosevic estaba muerto y yo guardé mis cosas en mi mochila y me fuí. Hice como si no me importara y me levanté muy temprano y para cuando tú entraste al cuarto yo ya estaba "lista". Probablemente a Milosevic lo envenenaron; yo quería irme lo más rápido de tu ciudad, de tu vida y que eso mismo ocurriera contigo en mi cabeza, que te fueras porque yo sabía que todo se iba a convertir en lo que se convirtió.

Slodoban Milosevic, dice una página de internet, tuvo una infancia feliz, yo también.

Nos sentamos frente a las ventanas y se veían los autobuses, Milosevic para ese entonces ya estaba frío y azul. Me subí al autobus y tuve ganas de bajarme, de no haber ido nunca o de nunca haber subido al autobus de regreso.

Milosevic está enterrado supongo, está pudriendose, hace más de un año que se murió.

Yo miraba la ventana y me tapé con mi saco, no quería ver nada, no me quería ver separándome, no quería verme haciendo lo que hacía ni quería ver lo que me sucedía. El chofer venía escuchando las noticias y dijeron "Slodoban Milosevic, el ex presidente serbio, fué encontrado muerto en su celda..." o algo así.

Slodoban Milosevic estaba muerto, morado, azul, congelado, muerto en su jaula. Y él no sabe pero ese día, al subirme al autobus yo también me morí.

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